Los móviles de viento fueron unos objetos muy habituales para los indios Sioux.
Atraían la buena suerte, la energía positiva e incluso a nobles presencias que protegían al poblado.
Es por ello que muchas personas siguen colgando estos carillones en sus puertas o en las entradas de las casas, para atraer a los ángeles, para que ese sonido envuelva al hogar de una plácida y segura protección.
En la cultura oriental la presencia de los móviles de viento siempre han sido muy común en su historia, pero para ellos, no es necesario colgarlos exclusivamente en el exterior de la casa. Puesto que en el interior o en cualquier habitación, «también hay vientos» que pueden armonizar el hogar. Para elaborarlos, se utilizan desde tubos de aluminio, hasta bambú, aunque los más conocidos son los llamados «armonizadores o sonidos del viento».
Se juega con las resonancias, y también con las formas. Los hay incluso de vidrio horneado con preciosos pigmentos, delicias estéticas que entran dentro de la corriente del Feng Shui.
Para la cultura china estos armonizadores actúan como reguladores de la naturaleza, equilibrando las energías y relajando el espíritu. Puedes colocarlos donde desees, en pasillos largos, en el interior de un salón, en una ventana o una puerta.
Algunos los colocamos al aire libre porque nos gusta escuchar continuamente su tintineo, pero si deseas seguir los cánones orientales, nada mejor que un carillón de viento en tu propia habitación para disfrutar de un ambiente sereno, y equilibrado.
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